Reglas de juego:
Cada jugador dispone de nueve piezas, u "hombres",
que se mueven en el tablero entre veinticuatro intersecciones. El objetivo del
juego es dejar al oponente con menos de tres piezas o sin movimiento posible.
El juego comienza con un tablero vacío. Los jugadores se
turnan para colocar sus piezas en las intersecciones vacías. Si un jugador es
capaz de formar una fila de tres piezas a lo largo de una de las líneas del
tablero, tiene un "molino" y puede eliminar una de las piezas de su oponente
en el tablero; las piezas quitadas no podrán ser colocadas de nuevo. Los
jugadores deben eliminar cualquier otra pieza antes de eliminar una pieza de un
molino formado. Una vez que todas las dieciocho piezas se han colocado, los
jugadores se turnan moviendo.
Para moverse, el jugador desliza una de sus piezas a lo
largo de una línea en el tablero a una intersección vacía adyacente. Si no
puede hacerlo, ha perdido el juego.
Al igual que en la etapa de colocación, un jugador que
coloca tres de sus piezas en línea en el tablero tiene una línea de molino y
puede eliminar una de las piezas de su oponente, evitando la extracción de
piezas en los molinos si es posible.
Cualquier jugador que es reducido a dos piezas no es capaz de
eliminar más piezas del oponente y, por tanto, pierde la partida.
Vuelo
En una variante común, una vez que un jugador es reducido a
tres piezas, sus piezas pueden "volar", "brincar"o
"saltar" a cualquier intersección vacía, no sólo a las adyacentes.
Algunas fuentes de las reglas dicen que ésta es la forma en que se juega el
juego, otras la tratan como una variante, y algunas no la mencionan en
absoluto. Un "Manual de Juegos del Siglo XIX" llama a ésta la
"forma verdaderamente rústica de jugarlo".
Es un juego con reglas sencillas pero con un nivel de estrategia avanzada.
En algunos países europeos, el diseño del tablero adquirió
especial importancia como símbolo de protección contra el mal, y "para los
antiguos celtas, el tablero es sagrado: en el centro colocan el Molino sagrado
o Caldero, un símbolo de regeneración, y emanan de él, las cuatro direcciones
cardinales, los cuatro elementos y los cuatro vientos".
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